En nuestra sociedad actual, la edad en la que las mujeres deciden ser madres es cada vez mas tardía, por tanto, es bastante frecuente que a muchas se les despierta el instinto maternal a partir de los 35 años.
A los 35 años una mujer puede ser fértil estar muy bien y no tener ningún problema para quedarse embarazada, pero la realidad es que en ocasiones cuando la mujer decide ser madre en estas edades la calidad y la reserva ovárica no es la misma que a los 25 0 30 años. Y nos encontramos con mujeres que de los 35 a los 36 se intentan quedar embarazadas de manera natural y cuando a los 36 no se han quedado,empiezan a hacerse pruebas para ver si ella o su pareja están bien, y a partir de aquí inician un circuito de inseminaciones, fecundaciones in vitro (un camino que en algunas personas resulta muy duro, tanto física como emocionalmente debido a los efectos hormonales y un esfuerzo económico importante) en definitiva diferentes procesos que les ayuden a llevar a cabo el deseado embarazo.
En estos casos la osteopatía también puede ayudar….
Porque hay ocasiones que a pesar de que todo está bien, no hay ningún impedimento patológico la persona no se queda embarazada.
¿En que puede ayudar la osteopatía?
El útero o la matriz es un órgano de musculatura lisa que tiene una serie de inserciones ligamentosas en la pelvis (que quiere decir esto pues que a través de unas extensiones de su tejido la matriz se engancha a las caderas por dentro, al sacro y al hueso del pubis). A lo largo de nuestras vidas hemos tenido accidentes, caídas con impactos en la pelvis, intervenciones quirúrgicas (apéndice, hernias inguinales….) abortos espontáneos o voluntarios, endometriosis, traumas emocionales…. una serie de cosas que pueden haber alterado la movilidad y el funcionamiento del útero sin llegar a ser una patología.
Entonces la matriz se endurece, se pone tensa y rígida (como músculo que es) y nosotros lo que hacemos es trabajar su tejido, para devolver la máxima movilidad, flexibilidad, vascularización …(yo siempre digo que es como labrar la tierra antes de plantar una semilla). De esta manera se predispone al tejido a que este más receptivo y en definitiva más fértil.
Es una manera más de ayudar al cuerpo y en este caso al sistema uro-genital a que esté en las mejores condiciones para que pueda mejorar su función, una de las cuales es la maternidad.
Maria Morales